Cuando Elian sugirió ayudarme a distancia, al principio dudé un poco. Pero al pensarlo más, la curiosidad me invadió. La energía no conoce distancias; todos conocemos ese fenómeno en el que piensas en alguien o sueñas con él, y esa persona te llama o te contacta al día siguiente, sin importar la distancia física.

Después de fijar una hora, me esforcé mucho por estar presente. Elian me dio buenos consejos de antemano, y la comunicación y el seguimiento del tratamiento fueron muy agradables.

Inmediatamente sentí que algo sucedía. Al igual que con el yoga, sentí la fluidez en los diferentes chakras, pero quizás con mayor intensidad. Desde los tratamientos, he notado más paz en mi cuerpo y he podido distinguir claramente lo que es mío y lo que pertenece a los demás. Puedo aislarme mejor cuando lo necesito.

Estoy increíblemente agradecido con Elian, y mi consejo: vívelo tú mismo. La sensación y la experiencia son más intensas de lo que mis palabras podrían describir.